miércoles, 23 de mayo de 2007


QUE MALAS SON LAS MAYORÍAS ABSOLUTAS

La experiencia que he tenido hasta ahora en mi trabajo, en mi participación en movimientos sociales, en mi esfuerzo como padre o esposo o en mi recién estrenado momento político me llevan a realizar una sencilla reflexión provocada por esta viñeta tan genial del Roto (bueno, siempre son geniales).


Siempre he pensado que la intransigencia, el fanatismo, son la peor enfermedad del hombre. De hecho, creo que esta enfermedad es la que más muertos causa todos los días (Irak, Palestina, Congo...).


A pesar de eso hay quienes se dedican todos los días a alimentar odios, a tergiversar las cosas, a mantener fuertemente la mentira de una cosa (eso es ser contumaces), queriendo crear entre nosotros un ambiente de hostilidad con aquellos que no piensan como nosotros, que no defienden nuestras ideas, que no se adhieren a nuestros principios o creencias (buen ejemplo es Federico en la cope).


Desde que el PSOE está en el poder o, mejor, desde que el PP lo perdió no ha habido tregua, siempre hay alguna excusa para destilar odio, mentir contumazmente, hacer ejercicios repetidos hasta el hastío de cinismo. Todo vale para alcanzar el poder otra vez. Y si, además, nos acompaña la bendición de la cúpula de la iglesia católica, mejor. Ya nos creemos que tenemos, incluso, a Dios de nuestra parte.


Y es que las mayorías absolutas, mantenidas varias legislaturas, se han demostrado terriblemente perjudiciales. Esgrimiendo el argumento de que la mayoría absoluta es lo mejor para la estabilidad de un país, se pide el voto útil para uno u otro partido (entre dos va el juego) y, sin embargo, ahora gobierna el PSOE sin mayoría y no hay desestabilización, ni inseguridad en el gobierno, sino un mayor control de él y una mayor apertura para que admita las propuestas que sus socios de la izquierda le hacen.


Quien tiene la mayoría absoluta termina pensando que haga lo que haga y diga lo que diga va a salir adelante, ¿quién se lo va a impedir?


Lo mejor es que ninguno de los dos partidos mayoritarios consiga mayoría absoluta y que partidos como IU tengan capacidad de decisión e influencia suficiente como para que la política que se haga sea verdaderamente progresista por la izquierda. Más todavía sería ser capaces de influir suficiente como para poder llevar a cabo las propuestas de democracia participativa y presupuestos participativos. Eso sí que sería un magnífico antídoto contra el fanatismo y la intransigencia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con su comentario de que un partido único no es la mjero opción... pero proponer que Izquierda Unida sea la solución... ¡es peor el remedio que la enfermedad!.

Anónimo dijo...

De que izquierda estas hablando de los que apoyan a ETA o de los que desunen o de los que te sacaban de casa y te daban el paseo, lo siento, no estoy de acuerdo, creo que los cristianos debemos dejar aparte la politica tal y como la llevan los partidos, solo nos hace daño, deberíamos formar nosotro uno.